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EL ESTRÉS Y CÓMO MANEJAR SUS EFECTOS EN LA SALUD

Científicamente, el estrés es la reacción que tiene nuestro cuerpo ante una demanda. Este se puede sentir como un tipo de tensión física o emocional. Existen muchas fuentes que pueden provocar estrés, las cuales pueden ser tanto externas, como el estrés ocasionado por el trabajo, como internas, ocasionadas por angustias o pensamientos.

 

En estos tiempos, muchas de las situaciones que generan estrés tienen estrecha relación con la actual pandemia por COVID-19, pero también puede deberse a otro tipo de situaciones, como estrés laboral o familiar.

 

Increíblemente, el cuerpo no diferencia de donde proviene el estímulo que genera el estrés, él simplemente responde ante el estímulo, afectando a nuestros cuerpos, generando una variedad de signos y síntomas, entre los cuales pueden estar: aumento de la frecuencia cardíaca, aceleración de la respiración, sudoración, entre otros.

 

Todo esto es generado por la respuesta al estrés. Pero, ¿qué es exactamente la respuesta al estrés?. Es una medida de supervivencia. Tiene mucha relación con nuestro sistema de defensa primitivo, nacemos con él, y se le conoce con la famosa reacción de “lucha o huida”. Esta reacción prepara al cuerpo para “actuar” de forma inmediata, pero además, incluye la estimulación de muchas hormonas, las cuales también afectan nuestra salud.

 

En el momento en que el cuerpo siente el estímulo, se libera adrenalina, que aumenta y activa la frecuencia cardíaca. También se libera glucosa y grasa, los cuales serán usados como fuente de combustible. Si la reacción no se controla, se puede producir una segunda respuesta, en la cual se libera cortisol. El cortisol aumenta la glucosa en sangre y además estimula el hambre, lo cual puede favorecer el sobrepeso y la obesidad.

 

La liberación continua y prolongada de cortisol puede llevar a padecer de estrés crónico, el cual afecta la calidad de vida, y que puede llegar a provocar distintos tipos de afecciones y enfermedades. Algunas de las consecuencias del estrés crónico se pueden confundir con enfermedades, estos son:

 

Caída de cabello o problemas de piel (como eczema o acné).

Dolores de cabeza o contracturas musculares.

Problemas intestinales como diarrea o estreñimiento.

Problemas de sueño.

Aumento de la presión arterial.

Cambios en el estado de ánimo: agitación, irritabilidad, tristeza, problemas de concentración, tendencia a comer en exceso, entre otros.

 

Ahora, ¿cómo podemos superar la respuesta al estrés?. Existen varias medidas o prácticas simples que se pueden realizar para lograr reducir el estrés y mejorar la salud en general. Algunas de estas son:

 

Descansar de manera apropiada, en horas adecuadas, y el tiempo necesario (un sueño reparador de 8 horas en la noche).

Métodos de relajación como el ejercicio, meditación, o yoga. También existen ejercicios de respiración que son excelentes para reducir el estrés.

Mantenerse activo realizando alguna actividad que le guste (como leer un libro o bailar).

Tener constante comunicación. los seres humanos somos personas sociales, programados para vivir en comunidad. Mantener el contacto con familia y amigos por videollamada es una buena medida para mantener la comunicación en pandemia.

Crear una rutina. Ser consistente con su rutina diaria ayudará a evitar estímulos estresores, ya que estará en control de su entorno.

Analiza el estrés que estás sintiendo y de donde podría estar generando. Esto puede ayudar a dejar de percibir ese estímulo como una amenaza (si necesitas ayuda profesional no dudes en pedirla).


Científicamente, el estrés es la reacción que tiene nuestro cuerpo ante una demanda. Este se puede sentir como un tipo de tensión física o emocional. Existen muchas fuentes que pueden provocar estrés, las cuales pueden ser tanto externas, como el estrés ocasionado por el trabajo, como internas, ocasionadas por angustias o pensamientos.

 

En estos tiempos, muchas de las situaciones que generan estrés tienen estrecha relación con la actual pandemia por COVID-19, pero también puede deberse a otro tipo de situaciones, como estrés laboral o familiar.

 

Increíblemente, el cuerpo no diferencia de donde proviene el estímulo que genera el estrés, él simplemente responde ante el estímulo, afectando a nuestros cuerpos, generando una variedad de signos y síntomas, entre los cuales pueden estar: aumento de la frecuencia cardíaca, aceleración de la respiración, sudoración, entre otros.

 

Todo esto es generado por la respuesta al estrés. Pero, ¿qué es exactamente la respuesta al estrés?. Es una medida de supervivencia. Tiene mucha relación con nuestro sistema de defensa primitivo, nacemos con él, y se le conoce con la famosa reacción de “lucha o huida”. Esta reacción prepara al cuerpo para “actuar” de forma inmediata, pero además, incluye la estimulación de muchas hormonas, las cuales también afectan nuestra salud.

 

En el momento en que el cuerpo siente el estímulo, se libera adrenalina, que aumenta y activa la frecuencia cardíaca. También se libera glucosa y grasa, los cuales serán usados como fuente de combustible. Si la reacción no se controla, se puede producir una segunda respuesta, en la cual se libera cortisol. El cortisol aumenta la glucosa en sangre y además estimula el hambre, lo cual puede favorecer el sobrepeso y la obesidad.

 

La liberación continua y prolongada de cortisol puede llevar a padecer de estrés crónico, el cual afecta la calidad de vida, y que puede llegar a provocar distintos tipos de afecciones y enfermedades. Algunas de las consecuencias del estrés crónico se pueden confundir con enfermedades, estos son:

 

Caída de cabello o problemas de piel (como eczema o acné).

Dolores de cabeza o contracturas musculares.

Problemas intestinales como diarrea o estreñimiento.

Problemas de sueño.

Aumento de la presión arterial.

Cambios en el estado de ánimo: agitación, irritabilidad, tristeza, problemas de concentración, tendencia a comer en exceso, entre otros.

 

Ahora, ¿cómo podemos superar la respuesta al estrés?. Existen varias medidas o prácticas simples que se pueden realizar para lograr reducir el estrés y mejorar la salud en general. Algunas de estas son:

 

Descansar de manera apropiada, en horas adecuadas, y el tiempo necesario (un sueño reparador de 8 horas en la noche).

Métodos de relajación como el ejercicio, meditación, o yoga. También existen ejercicios de respiración que son excelentes para reducir el estrés.

Mantenerse activo realizando alguna actividad que le guste (como leer un libro o bailar).

Tener constante comunicación. los seres humanos somos personas sociales, programados para vivir en comunidad. Mantener el contacto con familia y amigos por videollamada es una buena medida para mantener la comunicación en pandemia.

Crear una rutina. Ser consistente con su rutina diaria ayudará a evitar estímulos estresores, ya que estará en control de su entorno.

Analiza el estrés que estás sintiendo y de donde podría estar generando. Esto puede ayudar a dejar de percibir ese estímulo como una amenaza (si necesitas ayuda profesional no dudes en pedirla).